El lago de Puigcerdà: Una joya natural y cultural

Los primeros registros del lago y su importancia histórica

Puigcerdá y el Lago de Puigcerdá (así como el campanario de Puigcerdà) son dos imágenes que no se pueden disociar. Visitar la capital de la Cerdanya, conocida como la Vila, implica inevitablemente pasear por el icónico lago de Puigcerdà. Sin embargo, son muchas las peculiaridades que todavía se descubren. Si vienes en Puigcerdá con niños, no dudes en dar un paseo por el lago de Puigcerdá.

La existencia del estanque se registra desde el 2 de diciembre de 1260, cuando propiedades de San Miguel de Cuixà se cedieron a Arnald de Prat. Recientes excavaciones en el estanque revelan muros y cerámica del siglo XIII, sugiriendo su construcción en esa época usando un sitio ideal para impermeabilización. Alimentado por la acequia, ha sido el gran suministrador de agua, tanto para el regadío, como para la limpieza de los canales y alcantarillas de las calles y para hacer frente a los incendios, tareas que aún cumple.

Además, también se extraían de otros aprovechamientos que normalmente eran arrendados. El hielo, cortado de bloques rectangulares, se almacenaba en el pozo de la nieve o del hielo, construido en 1642 y irresponsablemente destruido o enterrado al final de 1990. El pescado era otro de los bienes. Se sabe que en el siglo XVIII había truchas, barbos y anguilas.

Ya en el siglo XX, se ha llevado a cabo un nuevo tipo de explotación: el turístico-recreativo.

El arrendador tenía que cumplir, además de los requisitos económicos, otros que han ido variando, como la conservación de los árboles, obras de mantenimiento, vigilar la pesca furtiva, la limpieza y la venta de pescado en subasta pública, como también tener una barca a disposición del Ayuntamiento.

La limpieza siempre fue, en especial en los siglos XVIII y XIX, una tarea que preocupaba a fin de evitar posibles contagios. Las limpiezas más documentadas son las de 1806, 1885, 1927, 1933 y 1984. En 1797, el corregidor hizo un llamamiento a todos los pueblos para que colaborara con carros.

Orígenes y evolución de la fiesta del lago de Puigcerdà

El primer domingo de los diez últimos días de agosto se celebra en Puigcerdà la Fiesta del Lago de Puigcerdà, que reúne tanto lugareños como turistas, embelesados ​​ante las carrozas del desfile, el correfocs o los fuegos artificiales. Poco a poco se ha ido convirtiendo en una de las fiestas más vistosas de la Cerdanya. La celebración tiene su origen, posiblemente, en el año 1886, a partir de una idea de Josep Maria Martí, uno de los componentes de la privilegiada colonia veraniega de entonces.

Según los expertos, las actuales carrozas de la fiesta rememoran las tartanas y otros vehículos que en aquella época se engalanaban para participar. Algunas de ellas reflejan un sentimiento de la población hacia un hecho concreto del devenir aldeano o comarcal. Otros son alegorías de alguna entidad puigcerdanenca o bien se hace eco de hechos o ambientes pasados. Dentro de este clima y muy probablemente en el Casino Ceretà, es donde Martín ideó, en 1886, la celebración de la «Fiesta nocturna en la veneciana», que al poco se llamaría Fiesta del Lago de Puigcerdá.

La fiesta integra desde su inicio unos elementos estables: dichas carrozas con la correspondiente pasacalle, la subida nocturna al estanque con antorchas, los fuegos artificiales del lago y el Himno Cerdà que fue estrenado el año 1890, con letra de Francesc Matheu y música del maestro Sáncchez Gavagnach. Hay que mencionar que en 1913 se dedicó una fiesta a la infanta Isabel y que la de 1932 fue dedicada a Francesc Macià.

La Vieja del Estanque: Leyenda y tradición cerdana

Unida a los actos festivos hay una figura que el legendario cerdà y pirenaico relaciona con los lagos, ríos y cuevas. Se trata de la Vieja del Estanque. Se asegura que la vieja es nonagenaria, de silueta encorvada, y viste con capucha y jubón. Enamorada de su tierra, en especial del lago y de la Villa de Puigcerdá. Encarna las virtudes de la mujer cerdana y nunca falta a la festividad. Viene, recorre el pueblo, analiza los progresos del vecindario y luego, con discreción, por entre las ramas de un desmayo, inicia en una barquilla el regreso a la casa palacio que tiene bajo las aguas.

Otra historia más actual, explica que habita el lago una sirena de cabellos rubios. Una vez, el alcalde, los concejales, miembros de la Oficina de Extensión Agraria y hasta un técnico de la Confederación Hidrográfica que subió expresamente a la Villa, quisieron capturarla. Su intento fracasó y la sirena se zambulló, finalmente, en el estanque, pero se asegura que la última vez que vaciarlo encontraron una hebra de cabello rubio pegado a la compuerta de salida del agua.

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Vieja o sirena, pasear por los alrededores del estanque es una satisfacción en cualquier época del año. En otoño es cuando el baile de las hojas y las ondas de los ocres juegan con el paisaje, pero también resulta atractivo ir en invierno y contemplar como los cisnes aprovechan los pocos espacios de líquido entre la superficie helada.

Origen y utilidad del estanque de Puigcerdà

Alimentado por una acequia que viene de Riutés, cerca de la Tour de Carol, donde coge el agua del río Querol o Aravó, el estanque ha sido un gran suministrador para Puigcerdà. Ha servido para el regadío y la limpieza de las calles y para combatir incendios. La primera noticia escrita que se conserva data del 2 de septiembre de 1260. El estanque también se ha aprovechado para la extracción de hielo, que se almacenaba en un pozo construido en 1642, así como el pescado. Cabe mencionar que el 26 de febrero de 1956 se jugó, sobre su superficie, el primer partido de hockey hielo en Puigcerdá, alternado con demostraciones de patinaje artístico a los intermedios.
El parque de al lado lleva el nombre del cónsul de Dinamarca en Barcelona, ​​German Schierbeck en recuerdo quien la ideó en 1890. Murió sin ver terminado el proyecto, que abarcaba parte de la urbanización del entorno, pero su hija Mara inauguró el avenida de su nombre en 1924. Hoy en el lago de Puigcerdá hay plantadas especies vegetales autóctonas y foráneas.

Visitar el lago de Puigcerdá es una buena alternativa si no sabes qué hacer en la Cerdaña. Visita imprescindible si viajas a Puigcerdá con niños.

¡Os esperamos en EcoBuga!

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