La popularidad creciente de las lavanderías autoservicio
¿Lavandería autoservicio en casa nuestra? Cuesta creerlo; al final, siempre que hemos visto una película donde los protagonistas se conocen, charlan o ligan entre lavadoras y cestas de ropa, esta era evidentemente norteamericana. Por el que hace el costumbrismo moderno español, corresponde más bien las escenas de ropa extendida al sol… al menos hasta que llegaron las secadoras…
Pero los tiempos cambian, y las costumbres también. O más bien son las costumbres las que hacen cambiar el tiempo. La lavandería autoservicio existe desde hace mucho de tiempo – de hecho, se llama que la primera fue abierta a Fort Worth, Texas, en 1934 -, y de su país de origen, Estados Unidos, pasaron a otros como Inglaterra donde vivieron un verdadero auge en los años 60. La misma época dónde en España parecíamos habernos tomado en sentido literal la frase que “la ropa sucia se lava en casa”. Aquí pasamos de lavar a mano a llenar nuestros hogares de lavadoras pagadas en cómodos plazos.
Del colectivo de inmigrantes y los solteros, su uso se está extendiendo cada vez más a las familias
Y sin embargo, de repente vemos que el número de lavanderías autoservicio se ha duplicado en el último año. Obviamente, partiendo de cifras muy bajas, pero a la vegada con expectativas muy altas de crecimiento.
Pero ¿cómo es que las lavadoras están saliendo despacio de los hogares?
Uno de los motivos principales es que el espectro de población ha cambiado. Ahora hay mucha población inmigrante que procede de países donde sí que están acostumbrados a las lavanderías; también hay personas que se independizan, viven solas, pero no pueden dedicar todos los días el tiempo necesario a lavar la ropa, y prefieren, en vez de hacer dos o tres coladas con las lavadoras pequeñas, ir el fin de semana con un paquete grande de ropa y lavar todo a la vez en una sola carga. Y finalmente, hay también gente que tiene averiada la máquina de casa y no tiene trescientos euros para comprar una de nueva… pero sí cuatro para hacer a la lavandería la colada de la semana, con las sábanas y las toallas.
En una lavadora de casa cabe un edredón, uno solo, y con dificultad según el grande o esponjoso que sea. Y a veces no se remoja bien, porque con él la lavadora está muy llena. Una opción es ir a la tintorería, que es cara, aunque como consecuencia de la extensión de las lavanderías, los precios están empezando a bajar. Y otra es la lavandería dónde, por cuatro o cinco euros, puedes lavar no uno, sino tres o cuatro edredones, sábanas, mantas … y después secarlos por tres o cuatro euros más.
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