Historia de la feria del caballo
Con la repoblación de Puigcerdà hecha por el rey Alfonso I, el monarca y sus sucesores se obligaron a proveer la població de todos aquellos elementos o privilegios jurídicos y económicos necesarios para afavorecer un crecimiento demográfico. Una de las primeras concesiones fue el de la feria. Concedido en junio de 1182, se estableció perpetua y anualmente, poniendo los feriantes bajo la protección real.
El privilegio fue confirmado en repetidas ocasiones por los monarcas sucesores. Como consecuencia, seguramente, de que el volumen de comercio alcanzados y la necesidad de expansión, Jaume de Mallorca, confirmando la primera feria, concede, en mayo de 1270, permiso para celebrar una segunda feria por Todos los Santos, extendiendo su protección real a los comerciantes y mercancías durante los días de la llegada, estancia y retorno. Hubo entonces dos ferias que durarían hasta 1868, fecha a partir de la que sólo quedaba la del otoño.
Ésta feria del otoño, se ha mantenido hasta nuestros días entre los meses de octubre y noviembre, con el nombre de Feria del Caballo de Puigcerdà, mientras que la primera tuvo lugar entre el carnaval y abril, como ocurrió en 1868, la última fecha conocida de esta feria.
La del otoño es sabido que antiguamente se daba a conocer con tambores y la trompeta y que el verguer iba lanzando castañas y avellanas para atraer al personal. Se hacía un desfile con una procesión solemne con capas, las reliquias y la bandera roja de la que asistió el magistrado, los cónsules, los gremios, etc., dando un paseo a través de la exposición para la apertura de la feria.
Las ferias acogió toda clase de bienes o productos, como todavía sucede hoy en día. Sin embargo, desde el siglo XIX, el tráfico se orientó en gran medida hacia el ganado, en particular en la representación de la variante de el bretón existente en la Cerdanya, y haciendo un concurso entre los mejores ejemplares.
En la actualidad, la feria del caballo, así como la fiesta del lago de Puigcerdà, es una de las ferias más importantes del Estado con respecto a los caballos, con lo que en las últimas ediciones se llega a los 600 o 700 ejemplares, con un volumen de comercio bastante alto. Imprescindible visitar y aún más si se va a Puigcerdá con niños.
Además de la ganadería, también se debe destacar todo el recinto ferial que ocupa más de 10.000m2 distribuidos entre las calles de Puigcerdà.
Desde EcoBuga, la lavandería autoservicio Puigcerdá, esperamos que pases una buena estancia y aproveches para visitar y disfrutar de la Feria del Caballo de Puigcerdá.